domingo, 8 de marzo de 2009

Reseña ARGENTINA por ROLLING STONE ARGENTINA

Una multitud de 25.000 entusiastas festejó la segunda visita de Keane a la Argentina. Baladas de piano y muchos hits en el intenso show con que presentaron su tercer disco, Perfect Symmetry. Hoy cumple 30 años su cantante y lo festeja en Buenos Aires.

La mirada satisfecha del cantante Tom Chaplin -sus célebres mejillas rozagantes, su rostro lampiño sudado y feliz, su campera de cuero impecable tras 100 minutos de show-, con una sonrisa sincera y palabras de agradecimiento ("uno de los shows que más disfrutamos en nuestra carrera") sirvieron de postal de cierre, sobre las 23 horas del sábado, para el intenso show que la banda británica Keane ofreció en el club Ciudad de Buenos Aires como parte del tramo sudamericano de la gira presentación de su tercer álbum, Perfect Symmetry. En la víspera de su cumpleaños 30 (los festeja hoy en esta ciudad a la que elogió repetidas veces como "una de las más lindas del mundo"), esta anti-estrella del brit pop de esta década, agradeció a las 25.000 personas (según cifras de la productora) antes de cerrar, con la delicada piano-ballad "Bedshapped", el concierto de este trío inglés que sirvió, también, como una gran prueba de convocatoria propia tras la amplia repercusión y buenos comentarios que despertaron con su primera visita, cuando llegaron, dos años atrás, para tocar en River Plate en el marco del Quilmes Rock.

Tras una tarde con una fuerte lluvia que amenazó complicarlo todo (y pasados los shows de los soportes locales Banda De Turistas y No Lo Soporto), el cielo se despejó en el norte porteño y la banda salió a escena a las 21.15, cuando aún mucha gente se estaba acercando al lugar.

Como durante el resto de su gira, el reciente single "The lovers are losing" abrió la noche. Con guitarra eléctrica, y un tono de pop británico ligeramente oscuro que evoca a Ian McCulloch (Echo & The Bunnymen), el tema representa al tercer álbum del grupo en el que parecen querer escapar a su propia fórmula buscando nuevos ingredientes sonoros. Curiosamente, los momentos más altos entres los 20 temas del concierto en Buenos Aires fueron aquellos en que Keane se mantuvo aferrado al particular sonido de "brit-pop sin guitarras" que lo caracteriza: la precisión al piano del songwriter Tim Rice-Oxley, el pulso firme de la batería Richard Hughes y la voz y el particular carisma de Chaplin. Es en esos singles a puro crescendo emotivo (de "Everybody’s changing" sobre el comienzo de la noche a "Somewhere only we know" y "Is it any wonder?" sobre el final) que la banda pone en escena su mejores virtudes, las que los llevaron a vender más de 10 millones de unidades en el mundo de sus tres discos y convertirse en un sonido de referencia para esta década de brit pop. Ni los intentos rockeros ni cierta pretensión de experimentación electrónica demostraron ser, en vivo, lugares en los la banda se mueva con comodidad. En ese sentido, siguen siendo los hits de su segundo disco, Under the iron sea [ 2006], como "Crystal ball" o "Nothing in my way", con sus coros, los que mejor representan a esta banda que se mueve con naturalidad en el difícil arte de conmover multitudes en estadios.

Más cerca de artistas no-rockeros como los suecos A-Ha, Keane (y su cantante) han soportado el estigma de "grupo blando" burlado en la escena británica, pero a lo largo de la década ha demostrado también que tienen un lugar en la línea épica de U2 y de sus contemporáneos Coldplay. La ajustada interpretación del cover de "Under Pressure" (tema co-compuesto por Freddie Mercury de Queen y David Bowie) también sirve para trazar la tradición musical en la que estos veinteañeros ingleses se ubican: bajo la luna y ya con cielo despejado, fue el que eligieron para abrir los bises. Otra señal para entender a Keane fue, acaso, la frase de Chaplin sobre el comienzo de la noche: "Olvídense de los problemas" dijo en perfecto español. Pese a que en sus letras merodea asuntos como la soledad, el fin de relaciones de pareja y los primeros conflictos de la madurez (alternando a los protagonistas de sus anécdotas de las letras entre "I", "You" y "We"), hay cierta sensación optimista en su forma de cantar que combina a la perfección con los acordes altos del piano de Rice-Oxley y que despertaron ovaciones entre sus miles de fans locales. Esa simetría perfecta pudo verse (en un escenario austero pero colorido, de iluminación sutil y apropiada, basada en la geométrica portada del álbum) y escucharse (con sonido impecable esta vez) en el show del Ciudad. Antes de despedirse prometieron volver, y esa fue la última ovación.

Keane Argentina

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